lunes, 31 de octubre de 2011

El Centro





Continúan los aprendizajes en este viaje.
Hace un poco más de una semana me mudé al centro de Montevideo. Antes vivía entre Pocitos y Punta Carretas, una zona muy tranquila, completamente residencial. Allá, el ruido es algo muy extraño y realmente lo único que puede perturbar la paz del lugar es el popó de perro que hay por todas partes.
Ahora vivo en el centro. Siempre he querido vivir en el centro de una ciudad, cualquier ciudad, y aproveché que la oportunidad se presentó para vivir en el centro de esta ciudad. Lo primero que tengo que decir es que esta experiencia no es para todo el mundo. Incluso cuando lo estaba considerando muchas personas me dijeron que estaba loca, que cómo se me ocurría y la verdad es que entiendo por qué podrían pensar así. El centro es caótico, hay mucho ruido, mucha gente, muchos carros, muchos vendedores, muchas tiendas, mucho de todo. Y eso es justo lo que me gusta del centro.
No sé si sería capaz de vivir muchos años en un lugar así (o tal vez sí, sólo hay una manera de saberlo), pero para los dos meses que me quedan en Montevideo, la experiencia me parece formidable. Me encanta cuando las cosas se salen un poquito de control, cuando no sabemos exactamente qué va a pasar, cuando lo inesperado es lo normal, y todo eso me lo ofrece el centro.
Hace unos días, cuando ya nos habíamos ido a dormir, una pareja en la calle nos brindó una serenata de borrachos maravillosa. Uno cantaba, el otro le respondía y luego cantaban a dúo. No lo hacían bien, pero los dos se escuchaban felices de lo que estaban haciendo, y eso era lo más importante. Tenía que madrugar al otro día, pero los escuché un poco y luego me dormí. El ruido nunca ha sido un impedimento para eso.
Otra cosa que me gusta de vivir en el centro es ver las pintas de la gente, la manera en que se visten. Lo bueno no es encontrar un estilo en particular, sino todo el abanico de posibilidades. En el centro siempre se ve de todo, y este centro no es la excepción.
Por último, y aunque suene raro porque a mí no me gusta mucho ir de compras, me encanta la cantidad de tiendas que hay. De la universidad a la casa camino por la avenida 18 de Julio, la avenida principal del centro. Me gusta mucho, porque por un lado está llena de tiendas, negocios y vendedores ambulantes y por el otro, la arquitectura, tanto de los edificios importantes para la ciudad como La Intendencia (como la alcaldía) y la Biblioteca Nacional, como los edificios normales tienen una arquitectura muy particular, muy interesante, muy única, y me alegro de estar viviéndola todos los días.


En fin, son un montón de cosas, como dije antes, un caos, pero estoy muy contenta disfrutando de ese caos. Ya les iré contando si dentro de dos meses me sigue gustando o ya me cansé y quiero irme lo más lejos posible. Nunca se sabe, pero sólo tener la oportunidad de vivir la experiencia ya me encanta.

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