Dos frases llaman la atención y
resumen el documental “Libertad en la Red”. La primera: “el Internet nació como
rebelión, como espacio de libertad”, la segunda: “esto choca con nuestro innato
deseo de beneficio y control”. Entre
estas dos posturas se ha desarrollado toda la historia del Internet, y de
nuestra experiencia como usuarios.
El documental habla sobre el
nacimiento del Internet, y de su concepción como algo gratuito, libre, abierto
a todos; y más adelante, nos muestra los inicios de la monetización del mismo, de
las primeras licencias y del cambio hacia un Internet que emula el mundo de los
negocios de la vida real. Esa dualidad es la realidad única del Internet, en
ella nos movemos como usuarios en búsqueda de contenidos gratis y de un espacio
de libre expresión, y en ella se mueven también los empresarios y productores
de software y contenidos, que ya no ven la Web como ese espacio revolucionario
que empezó siendo, sino como un lugar más para hacer negocios. Desde que se
creó el Internet este ha sido un problema constante, y ahora, en pleno 2012, es
todavía el tema más cuestionado. Gracias a ese acceso mundial, a ese espacio
que se le abre al ciudadano del común, es que en los últimos años hemos
presenciado revoluciones enteras que se inician en las redes sociales y
encuentran allí un amplificador para las voces de protesta. Pero, al mismo
tiempo, compañías multinacionales y gobiernos, buscan desesperadamente la
manera de cerrar ese acceso cuasi ilimitado, de controlar esas comunicaciones,
de limitar los contenidos, y sobre todo, de cancelar esa sensación de conexión
global que nos ha brindado Internet.
En muchos países alrededor del
mundo se está buscando la aprobación de leyes que restrinjan el Internet, que
permita al gobierno controlar la información que fluye por sus países y la
conectividad de sus ciudadanos con el resto del mundo. Es más, sin las leyes ya
muchos han empezado a hacer esto, y en vez de aprovechar la oportunidad para
llevar contenidos a todo el mundo, los restringen y no permiten que estos
lleguen a países diferentes al propio. O, ¿A quién no le ha pasado que no puede
ver un video en Youtube porque no está autorizado en su región?
Este conflicto, es el que trata
de resolver la autora del documental, yéndose a los inicios del Internet, y
confrontando ambos lados. Aunque no llega a ninguna conclusión, porque no es un
asunto que pueda concluirse fácilmente, si nos brinda unas herramientas que
permiten pensar en lo siguiente:
- Si el Internet nació bajo ciertos preceptos, lo más normal sería que toda persona que lo utilice, los acepte y no intente cambiarlos.
- Si el Internet no nació como un espacio para los negocios sino para la revolución, la mejor manera de recuperarlo, es que todos los usuarios se nieguen a comprar, vender, negociar, transferir, etc. de manera online, para así desincentivarlo como plataforma de negocio.
- Si una empresa decide entrar al Internet, debería respetar que los usuarios no son ciudadanos comunes cuando están online, sino que responden a otras reglas y a otras actividades.
- Que los gobiernos y las empresas intenten controlar el Internet, sólo debería hablarnos a los usuarios, del inmenso poder que tiene esta herramienta; por lo que, con mayor razón, deberíamos pelear por mantener su libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario